martes, 11 de octubre de 2011

"Y EN EL SILENCIO DE LA LUNA"

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No es casualidad que cada noche cuando te hablo, a veces con 
palabras entumecidas, sienta tu belleza austera y fría. Tu y yo
nos entregamos en cada crepúsculo a la melancolía.Tú, con tu
serenidad y filosofía de luna llena o menguante, yo con mi química
de Diosa en desuso: Y somos dos...¡Luna y Diosa!..¡.Diosa y Luna!
aferrados a cadenas invisibles. 

A veces nos preparamos un té, cuando no me dejas marchar y,lo
bebo de tus manos, por el placer de tu piel y lo dulce de tus mieles
¡mi dulce luna de miel!...Y hablamos. Hablamos, de que esta o aquella  
noche, las nubes se independizaron del cielo, o que se olvidaron de
salir las estrellas después de un fuerte resfriado. Que lloraron dos
luceros en forma de lluvia. O de la distancia equivalente desde el cero
de tu punto de partida, hasta el infinito de mi tiempo inmolado. 

Hablamos de mis deseos míticos rodeados de sombras multiorgásmicas,
o que el cielo está enturbiado del abrazo que aún no me diste y querías
acariciar ese día una nalga y con la otra mano, muy fuerte frotar varias
veces los vericuetos de mi espalda. A veces no quieres que me marche,
te peleas con mi sueño y me dices -¡quédate!, ¡quédate! no te vayas hasta
la alborada...- y otras veces, las que menos...-bueno, lo dejamos hasta
aquí, ya nos veremos mañana..-

Entonces, a solas...mirándote a través de la ventana, me pregunto con
insistencia si Dios existe. Tú que estás tan cerca de él...divagas cuando
te lo pregunto.Y espero escuchar una mentira de ti y ante  tu silencio de
nuevo te dirijo la mirada...-¡dime LUNA, si existe la poesía, la música, la
pintura y escultura...! ¿cómo no va a existir Dios?...y cuál Luna  no
creyente, solo escucho tu silencio por respuesta. Y yo...profana de palabras,
me hago la misma pregunta y no respondo. Prefiero quedarme con la duda,
sin teología, sin nada... ¡nada!

Enseguida me arrepiento de no seguirte preguntando. Y me encierro de
nuevo en tu silencio de Luna, a esperar ansiosa el primer viaje a ti en  
primera clase, para verte de cerca sin violar tus espacios. ¡Cuántas veces
no he hablado de ti! de ese viaje a los azules o grises, o de los cálidos y
dorados rayos luminosos de tu cielo. Y divagamos noches eternas

Hoy me gustaría morder cada parte de ti. Vestirme con el ajuar blanco que
te gusta tan sencillo. Con los pies descalzos , las uñas pintadas de nácar y
la cadena enlazada al tobillo. Besar cada parte de tus senos de hombre y
que tu acaricies los míos de Luna en celo, abrazar una a una las estrellas
melosas y deleitarme al acariciar el azabache de tu cabello

Me gustaría esperarte de nuevo. Tú y yo...como tantas veces, con mis
palabras entumecidas y tu belleza austera y fría. Cuando la noche sea
plena y su mirada oscura, volveremos a hablarnos y quizás esta vez nos
amaremos, si...nos amaremos  como Dioses, en nuestro silencio de Luna

C.R.N.(2011)
Derechos Reservados
ESPAÑA

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