El día está triste. Un viento frío hiela mis huesos. La luna me ilumina y yo me enfado,
hoy la veo distinta, ya no es la misma. Hoy no me inspira versos de enamorados, no
hay rimas...solo ausencias que vienen a pernoctar mi noche...
Las manos me recuerdan un vacío, las abro, las cierro, las abro, las cierro, y son fieles
a la nada, porque nada tengo esta noche para ofrecerme...solo un hastío que me
golpea salvajemente a la vez que me abandona y cedo ante mi impotencia...
Cuando la muerte quiera venir, que venga, que esta vez le haré frente....por asquerosa,
por insolente.
Esta rabia que siento en realidad no es rabia, es un grito atragantado que una vez fue
murmullo, cuando las historias eran otras, cuando creer era bonito, cuando puteaba las
horas buscando el significado de esta o aquella palabra y me sentía fuerte regalando
sonrisas...
Pero no es el caso de esta noche. Esta noche no hay sonrisas, solo reproches, reproches
que le lanzo al viento y no me calmo porque no me da la gana...solo quisiera desechar los
lamentos, que alguien aprenda a secar mis lagrimas, que me mire de frente, a la cara, que
me atraviese con sus retinas, que me llame por mi nombre, ¿o acaso no merezco que
alguien deshaga este nudo en la garganta?
Cada mañana voy a odiar mi tristeza y nunca más me voy a perdonar nada, ni el dolor, ni
mis quejas, ni los silencios en las tardes, ya no tendré miedo y si los tengo, ni falta que hace
que me compadezcan, me voy a mantener siempre en alto...pero que alguien esta noche
me regale un abrazo mientras escucha mi silencio...¿alguien quiere mi dolor compartido?...
es inútil, hoy huelgan las palabras, estoy diáfana de sentimientos...
Pero le reitero a la muerte que venga, que hoy ni mañana le daré hospedaje, ¡por asquerosa,
por insolente!
C.R.N.
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